En varias ocasiones hemos hablado de la ciberseguridad en el ámbito laboral y el personal, sin detallar los aspectos vitales demasiado. Sin embargo, en esta ocasión queremos centrar la mirada en la ciberseguridad familiar, haciendo especial hincapié en nuestros hijos. Este asunto es de actualidad tras haber despertado una muñeca alemana los temores de los padres germanos.
El juguete Cayla, que puede responder al usuario con información extraída de Internet de forma similar a Siri, había presentado ya problemas en enero de 2015. Desde entonces, su conectividad ha sido objeto de debate, hasta que un estudiante de la Universidad de Saarland ha comprobado el peligro que supone su dispositivo bluetooth. Este sistema de conexión permitiría interceptaciones en un radio de 10 metros, con el riesgo que implica para la privacidad y protección de datos.
Por si fuera poco, unos días después se conocía que los peluches de la empresa CloudPets, que pueden subir conversaciones a Internet a través de smartphones, presentaban importantes vulnerabilidades. Estos juguetes dependen de cuentas de usuario para funcionar, pero no exigen un control de seguridad exhaustivo, pudiendo servir contraseñas de sólo 3 caracteres. Debido además a la escasa solidez de su base de datos, la información y archivos de voz de más de 800.000 usuarios habrían estado desprotegidos, pudiendo ser interceptados por cibercriminales en enero.
¿De qué hablamos en esta página?
Consejos sobre ciberseguridad familiar
Estos casos han destacado por su carácter noticioso, pero existen muchos más riesgos en ciberseguridad familiar a lo largo del día, que podemos pasar por alto si no hemos prestado suficiente atención. No se trata de demonizar la tecnología: basta con tener claros algunos conceptos sencillos y, sobre todo, no utilizarla como una cuidadora de nuestros hijos.
Infórmate antes de utilizar tu nuevo dispositivo
En primer lugar, conviene conocer siempre lo que compramos o informarnos antes de hacerlo. Las opiniones de otros usuarios y el libro de instrucciones nos pueden facilitar una documentación suficiente para descubrir todas las características del aparato que hemos comprado. En muchos casos, estos vienen equipados con software de protección familiar, pero el ansia por desempaquetarlos y empezar a usarlos suele hacer que lo pasemos por alto.
Utilizar contraseñas seguras
Muchos dispositivos o programas requieren crear cuentas de usuario con contraseña y, como solemos considerar que nuestra información será poco relevante para los ciberdelincuentes, escribimos la primera que se nos ocurre. Esto hace a las cuentas domésticas o personales tremendamente vulnerables y, por ejemplo, en 2016, el 47,5% de los ataques con éxito estuvieron relacionados con las contraseñas. Para evitarlo, si bien hay herramientas que nos pueden facilitar la creación y uso de contraseñas, podemos recurrir a lo que conocemos (Fechas, nombres u apellidos, trabajo, música…) pero teniendo siempre en cuenta las siguientes características:
- Nunca menos de 8 caracteres, usando siempre mayúsculas, minúsculas y números
- No utilizar palabras o cifras reconocibles. Puedes recurrir a iniciales alternas, la enésima palabra o número de un dato relevante,… algo que tú conozcas, pero que combinado no tenga un criterio aparente.
- No te cases con una única contraseña. Varía todo lo que puedas y, si se te empiezan a mezclar o las olvidas, puedes recurrir al papel, guardándolo en un lugar seguro que sólo tú conozcas y que pase inadvertido.
- Procura no compartir tus contraseñas. No es por desconfianza. Sencillamente, a todos se nos puede escapar esa información sin necesidad de ser torpes o malvados.
- Vigilar la conectividad: Tenemos que saber siempre cómo se conectan nuestros dispositivos, sobre todo si es por métodos inalámbricos. Por ejemplo, en el caso de la muñeca alemana, su riesgo era la conectividad por bluetooth. Es importante tener los drivers y el firmware de nuestro router actualizados, así como todos los programas que requieran de una conexión. Si requiere contraseña, recuerda el punto anterior y aplícalo rigurosamente. Si tienes dudas sobre cómo asegurar tus conexiones, puedes acudir al servicio de atención al cliente correspondiente o –si tienes suficientes conocimientos- buscar instrucciones en Internet.
Atención a la geolocalización
Un caso especial dentro de la conectividad es el GPS y los sistemas de geolocalización. En muchos casos, nos pueden facilitar la vida, por ejemplo, cuando buscamos una calle en concreto y necesitamos ubicarnos. Sin embargo, se trata de información realmente sensible que debemos cuidar. Si tenemos un dispositivo móvil (iOS o Android), conviene vigilar la configuración de geolocalización o incluso activarla sólo cuando la queramos utilizar. Aplicaciones como Instagram o la propia cámara en Android pueden exponer públicamente nuestra ubicación accidentalmente.
Vigilar cámaras y dispositivos inteligentes
Recientemente ha salido una información de Wikileaks, según la cual la CIA habría utilizado malware para acceder a smartphones, ordenadores y smartTVs. Sin entrar a valorar el hecho de que sea la CIA, lo cierto es que el hackeo de dispositivos puede hacer que las cámaras o micrófonos escapen a tu control. Para protegerte, en el caso de smartphones y smartTV, nunca descargues programas fuera de los repositorios oficiales ni accedas a páginas dudosas o que te soliciten datos sin tener certificado ssl. Aparte, procura hacerte con un buen antivirus y actualízalo habitualmente.
Utilizar la verificación en dos pasos
Si alguien se da de alta con alguna cuenta tuya, que sea siempre bajo tu conocimiento. Estos sistemas, que requieren de una verificación mediante tu número de teléfono o por una tarjeta de coordenadas intransferible –En el caso de los bancos-, aportarán una seguridad difícil de romper, ya que queda en tus propias manos dar acceso o no.
Comunicación
Las redes sociales, mal utilizadas, son como una jungla donde te puedes encontrar con todo tipo de peligros. Conviene enseñar a utilizarlas e, incluso, bloquearlas dependiendo de la edad de tus hijos. Para esto, es muy útil el consejo que nos daban nuestros padres: “Nunca tomes nada de un extraño”. Educar en este aspecto a nuestros hijos es una labor indispensable antes de que utilicen cualquier medio para comunicarse a través de la red. En Internet, un extraño es casi cualquier persona que te abra una ventana de chat o te quiera seguir, ya que no puedes saber quién está en el otro teclado.
Por último, recuerda que la información y la confianza son esenciales para mantener segura a tu familia. Una respuesta razonada siempre será más útil que un no rotundo, por lo que te aconsejamos hablar en familia sobre la ciberseguridad y, si lo necesitas, pedir información a especialistas.